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Este 8 de agosto (8/8), elegimos resignificar una fecha y convertirla en símbolo: el infinito, ese lazo continuo que nunca se interrumpe, que conecta, fluye y se transforma sin fin. Ese mismo lazo representa hoy al marketing en su evolución más profunda. El Marketing Infinito no es solo un lema: es una forma de comprender que nuestra disciplina dejó de ser lineal y transaccional para convertirse en un ciclo constante de conexión, escucha, adaptación y entrega de valor. Inspirados en la cinta de Möbius —una superficie sin principio ni fin, donde cada vuelta conecta con la otra—, entendemos que el marketing moderno debe ser bidireccional: ya no es la marca quien habla, sino una conversación continua con el consumidor; transversal: atraviesa no solo departamentos, sino culturas, territorios y disciplinas; evolutivo: los hábitos cambian, los canales mutan y el marketing debe adaptarse sin perder esencia; empático y humano: las marcas que perduran son las que entienden emociones, no solo datos; sistémico: cada acción de marketing impacta en múltiples niveles, desde lo comercial hasta lo social. Por eso, en esta edición del Congreso Regional de Marketing, no hablamos de tendencias que vienen y van, sino de principios que se consolidan, que evolucionan y se retroalimentan. Porque el verdadero marketing es infinito: nunca se termina de aprender, de mejorar ni de impactar.